New York, New York...

New York, New York...

Futuras novias, fashion lovers y todos los que de un modo u otro estamos relacionados con el mundo de las bodas,  permanecimos este fin de semana atentos a las novedades que llegaban desde Nueva York, que celebraba su semana internacional de la moda nupcial. Mas de 200 diseñadores de 25 países diferentes participaron en la exhibición y aportaron sus diferentes estilos y visiones para la novia moderna. Haciendo un repaso por lo visto en pasarelas durante tres días, esto es lo que podemos deducir:

1. El crop-top llega para quedarse. Los vestidos de dos piezas se mantienen entre las tendencias que veremos el próximo año.

Diseño de Tomomi Okubo.

Diseño de Tomomi Okubo.

Diseño de Inbal Raviv

Diseño de Inbal Raviv

2. La novia bohemia cubierta con combinaciones de encaje, transparencias y pedrería sigue con nosotros, aunque su look se aleja ligeramente de su aparente sencillez para dejarse influir por la moda que recuerda a la estética victoriana.

Diseño de Ersa Atelier

Diseño de Ersa Atelier

Diseños de Alon Livne

Diseños de Alon Livne

Diseños de Olia Zavozina

Diseños de Olia Zavozina

Diseño de Divine Atelier

Diseño de Divine Atelier

3. Te mirarán al pasar, porque las espaldas cobran protagonismo y se convierten en la parte destacada del vestido.

Diseño de Daalarna Couture

Diseño de Daalarna Couture

Diseño de Amaline Vitale

Diseño de Amaline Vitale

Diseño de Rembo Styling

Diseño de Rembo Styling

4. Flores. Muchas. Blancas o de color, sobre encaje o transparencia, bordadas o en relieve,  la idea es que destaquen sobre el vestido y se conviertan en el elemento principal.

Diseños de Anny Lin Bridal

Diseños de Anny Lin Bridal

Diseños de Alessandro Angelozzi

Diseños de Alessandro Angelozzi

Diseño de Anna Georgina

Diseño de Anna Georgina

5. La capa es el nuevo velo y podrás encontrarlas en diferentes estilos. Se adaptan a todo tipo de vestidos, ¡sólo hay que buscar la apropiada!

Diseño de Zakaa

Diseño de Zakaa

Diseño de Galia Lahav

Diseño de Galia Lahav

Diseño de Veil Trends Couture

Diseño de Veil Trends Couture

6. Larga vida al tul, la gasa, la organza y demás tejidos vaporosos en su versión maxi volumen.  Son clásicos que nunca se han ido, pero que refuerzan su presencia en las colecciones para encontrarse con esas novias románticas que nunca han dejado de buscarlos.

Diseño de Candice Wu Couture

Diseño de Candice Wu Couture

Diseño de Cagteks Bridal

Diseño de Cagteks Bridal

Diseño de Lan Yu Couture

Diseño de Lan Yu Couture

Diseño de Enzoani

Diseño de Enzoani

7. ¡Sí al color! Nudes y dorados, combinados con el blanco puro para crear el efecto tono sobre tono, se confirman como la tendencia a tener en cuenta para el 2017.

Diseño de Demetrios

Diseño de Demetrios

Diseño de Oleg Cassini

Diseño de Oleg Cassini

Diseño de Pedram Couture

Diseño de Pedram Couture

8. Amarás el exceso. Si algo hemos aprendido de los progamas de Divinity es que la novia americana es más atrevida que la europea, y no elige entre brillos y encajes si puede tener ambos. Si dentro de ti se esconde el alma de una princesa barroca, enhorabuena. Los vestidos joya son tu opción.

Diseño de Marchesa

Diseño de Marchesa

Diseños de Berta Bridal

Diseños de Berta Bridal

Candice Wu Couture

Candice Wu Couture

eventos bodas weddingplanner

Una introducción a la etiqueta.

Una introducción a la etiqueta.

Se lo explicaba muy bien el viejo inventor Vincent Price a su creación, Eduardo Manostijeras, en la película dirigida por Tim Burton allá por los 90:

"La etiqueta nos dice lo que se espera de nosotros, y nos protege de la humillación y la incomodidad."

Etiqueta

Estas palabras podrían resumir el contenido de este texto y hacer innecesarias más explicaciones, pero hoy me apetece tratar este tema, no siempre bien entendido ni bien recibido.

Etiqueta aprendizaje

Sé por experiencia que la palabra etiqueta tiende a malinterpretarse. Al oírla mencionar suelen ocurrir dos cosas: imaginamos escenas de otra época donde abundan los corsés y los monóculos, o traemos a la memoria la alfombra roja del último gran evento que haya tenido lugar. Su propia definición en los diccionarios incita a propagar esta idea, al considerarla “un conjunto de reglas y formalidades que se observan en ciertos actos públicos, oficiales y solemnes”. El resultado es que solemos asociar su uso a situaciones de alto copete, con mucho elitismo y parafernalia, o lo limitamos a una cuestión referente a la ropa que debemos vestir en un momento dado. En realidad, ninguna de estas imágenes es del todo exacta.

Entonces, ¿por qué pensamos en gente estirada cuando se habla de etiqueta? La asociación es bastante comprensible. Pensemos en nuestros antepasados sin tener que remontarnos muy atrás. Cuando la enseñanza sólo estaba al alcance de las clases pudientes, que a la vez eran las únicas que podían permitirse organizar eventos, asistir a reuniones sociales o tener atuendos diferentes para cada ocasión,  el conocimiento y transmisión de las normas de etiqueta estaba reservado a estos pocos privilegiados. No tenía ninguna utilidad, para el ciudadano de calle y clase baja, conocer las normas de un círculo social al que no podía acceder.

etiqueta caballero

A principios del siglo XIX, con la Revolución Industrial y la aparición de las nuevas clases burguesas, el conocimiento y la práctica de la etiqueta social empezaron a extenderse. Personas que no habían nacido en familias aristocráticas de pronto podían acceder a los mismos ambientes y entretenimientos que disfrutaban las clases más altas gracias a la prosperidad de sus negocios. Especialmente interesados en encajar, y a sabiendas de que el desconocimiento de las normas sociales de la época podía convertir al infractor en motivo de burla, ofensa o humillación, se procuraban una buena educación en cuestiones de etiqueta. Aparecen con ese fin los primeros libros y tratados que recogen las costumbres de la época. Apenas un siglo después su uso se había extendido tanto que eran pocas las familias que no disponían en su hogar de uno de estos manuales.

¡Siempre en la mesita!

Pero, ¿en qué consistían esas normas? ¿Eran tan rígidas como las imaginamos? De damas y caballeros bien educados se esperaba generalmente cosas como estas: que no hablasen con la boca llena durante las comidas ni se limpiasen con la manga al terminar, que no interrumpiesen las conversaciones ajenas, no alzasen la voz, ni encendiesen sus cigarrillos sin permiso en lugares cerrados. Se les enseñaba la importancia de saludar correctamente,  levantarse del asiento para recibir a un invitado o ceder el paso en las puertas a las mujeres, niños y personas de avanzada edad.  También resultaba indispensable conocer el tipo de vestimenta apropiado para cada ocasión y saber desenvolverse adecuadamente en cada una de ellas. ¿Os resulta familiar? Las normas de etiqueta no dejaban de ser formas de comportamiento que todos conocemos y a las que hoy en día nos referimos sencillamente como buenos modales o tener educación. Las connotaciones negativas de la palabra le vienen heredadas de aquellos días en los la etiqueta se usaba como frontera invisible de clases y marcador de estatus social.

La realidad es que todos usamos la etiqueta a diario. Llegar puntual a una reunión, vestirse formalmente para una entrevista de trabajo o guardar silencio durante una obra de teatro son sólo algunos ejemplos. Naturalmente las normas de etiqueta de cada generación van cambiando y adaptándose a los tiempos. Nuestros antepasados no tenían que preocuparse de apagar el sonido del móvil en el cine. Nosotros sí.

También se explica que la palabra etiqueta se use actualmente y casi en exclusiva para hablar de la ropa que debemos usar en determinados eventos. Se da por hecho que todos tenemos ya una buena educación social, pero no hace tanto que podemos asistir a fiestas y celebraciones donde la vestimenta sea mirada con atención y susceptible de ser criticada. Es la etiqueta al vestir la ultima lección que se nos resiste y por eso también la más demandada.  Desde este blog la abordaremos próximamente para evitar esas "humillaciones e incomodidades" contra las que nos prevenía el sabio Vincent Price. Desgraciadamente él falleció antes de poder darle a su discípulo esa lección y el pobre Eduardo se paseó por la pantalla vestido de forma nada apropiada.

Aunque a mí me encanta... ¿A vosotros no?

bodas y eventos

SEIS MOTIVOS PARA CONTRATAR UN WEDDING PLANNER

SEIS MOTIVOS PARA CONTRATAR UN WEDDING PLANNER

¿Qué es un Wedding Planner y para qué lo necesito?

Si te haces esta pregunta es un buen momento para leer este artículo.

Organizar una boda no es una tarea sencilla. El proceso desde que anuncias tu compromiso hasta que llega el gran día puede parecerse más a una carrera de obstáculos que al camino de rosas con el que has soñado.

Pongámonos en situación: sois una pareja moderna que ya tiene mil ideas anotadas porque las bodas de Instagram os han robado el corazón. Queréis que vuestra celebración sea única, como vosotros, pero lo que os ofrecen la mayoría de los salones de boda es un servicio estándar sin posibilidad de personalización, o en el mejor de los casos os darán permiso para que vosotros os hagáis cargo de los extras. Tenéis por delante meses de búsqueda, comparación de proveedores, dudas, nervios, decisiones... y los días pasan. Llegados a este punto, quizá queráis saber lo que un organizador de bodas profesional podría aportar en vuestro favor:

1. EXPERIENCIA.  Piensa en tu trabajo. Sea cual sea. Seguramente hay tareas que al principio hacías de una forma y con el tiempo has ido perfeccionando hasta lograr una mayor eficiencia, porque la experiencia te ha permitido corregir errores, prevenir problemas y adelantar necesidades futuras. Exactamente eso es lo que un Wedding Planner hará con vuestra boda. Si acudes a un profesional cuando quieres un resultado impecable, ¿por qué no hacer lo mismo con el día más importante?

Wedding Planner

2. TIEMPO. Visitas, reuniones, horas y desplazamientos son necesarios durante la planificación. Suele resultar complicado conciliar la organización de la boda con vuestros horarios de trabajo y las obligaciones diarias. A medio plazo el estrés hace de las suyas y la boda acaba siendo un foco de ansiedad en la pareja. No os desgastéis en los preparativos. Dejad que un WP ponga su tiempo en todas las tareas para que vosotros podáis emplear esos meses previos en disfrutar de vuestros amigos y familiares, hacer escapaditas románticas y pasar tiempo juntos sin que la boda acapare toda la conversación.

3. AHORRO. Contratar ayuda puede parecer un gasto innecesario de antemano, pero si te pones a pensar en todo el dinero que vas a invertir en un sólo día, ¿no prefieres asegurar que esa cantidad esté bien empleada? Un buen WP os ayudará a ser realistas con las posibilidades de vuestro presupuesto y se encargará de rentabilizarlo al máximo. Su experiencia le permite conocer y sortear esos agujeros por los que puede colarse un gasto inesperado y siempre encontrará proveedores que se adapten a los cálculos que hayáis previsto para cada partida.

4. PROFESIONALIDAD. No basta con estar a la última en tendencias, hay que saber hacerlas realidad, y para eso es necesario conocer a fondo el sector nupcial. Fotógrafos, floristas, reposteros, estilistas… Rodearse de profesionales de confianza es una parte indispensable del trabajo del WP. Un buen organizador conoce a los mejores proveedores de la zona, pero no tiene acuerdos cerrados con ninguno para que los novios tengan libertad de elección.  Eso sí, la calidad estará garantizada.

5. COMODIDAD. Es un hecho. Si queréis decorar espacios o hacer algo especial en vuestra boda sin contar con la ayuda de un profesional, estaréis condenando a amigos y familiares a desplazarse para echaros una mano horas antes de la ceremonia (en el mejor de los casos). En el peor, seréis vosotros mismos quienes tengáis que haceros cargo y, sinceramente, ¿no preferís tener tiempo para disfrutar de los preparativos personales ese día?

6. TRANQUILIDAD. Olvídate de las noches en vela y los nervios de última hora. Cuando contratas a un WP contratas un seguro de confianza. Al llegar el gran día solo tendrás que dejarte llevar y vivir la experiencia junto a los tuyos, porque tu organizador estará a tu lado en todo momento, dándote seguridad y ocupándose de coordinarlo todo hasta que el programa se cumpla punto por punto.


    Y ahora que lo sabes todo, ¿qué dudas te quedan? ¡Cuéntamelas!

 

     

 
   Hoy es un día especial y quiero compartirlo con vosotros. Después de mucho trabajo, quebraderos de cabeza y tazas de café, por fin puedo sentarme delante del ordenador y escribir:  os presento mi proyecto.

Hoy es un día especial y quiero compartirlo con vosotros. Después de mucho trabajo, quebraderos de cabeza y tazas de café, por fin puedo sentarme delante del ordenador y escribir: os presento mi proyecto.

 
 

Calendario de Colores es el nombre comercial detrás del que podréis encontrarme a partir de ahora como organizadora de bodas y eventos. Para mí no es solo una plataforma online donde presentar mis trabajos y promocionar mis servicios, es un proyecto personal que arranca con mucha ilusión y con cierta dosis de “no lo pienses mucho y adelante”.

Os invito a entrar en la nueva página y conocer mi trabajo. Como estamos al principio de la aventura, el contenido no es tan abundante como yo quisiera, pero tengo varios proyectos en la recámara y en próximas entradas los iré desvelando. Llegados a este punto, quiero dar las gracias a esas personas que confiaron en mí para organizar sus celebraciones a pesar de mi corta trayectoria. ¡Sois geniales!

También podréis seguir mis aventuras a través de las redes sociales. Compartiré novedades, hablaremos de tendencias y publicaré artículos en los que podréis ver reflejada mi forma de entender esta profesión. ¡No me perdáis de vista!

Y ya para terminar, porque no quiero empezar siendo pesada,

¡Queda inaugurado este blog!